Un día sin tecnología
Hoy el reloj apaga su muda batería,
y en la plaza renace otra melodía.
Las manos se unen sin brillo digital,
y el aire respira un pulso más natural.
Se duerme el zumbido de la notificación,
y vuelve la voz antigua de la canción.
El café comparte historias y mirada,
y el tiempo se estira sin ruta programada.
Un día sin pantallas revela la verdad,
la risa se escucha, clara y sin edad.
Volvemos a oír el viento sobre el mar,
y aprendemos de nuevo, paso a paso, a caminar.